La Asociación Argentina de Alergia al Látex alerta por los peligros de generar hipersensibilidad a ese material. Las reacciones de los alérgicos pueden llegar hasta la muerte.

Desde que la pandemia de la covid-19 llegó a Argentina las medidas de precaución comenzaron a extremarse en la población. En los locales exceptuados de la cuarentena, la gente se aglomera con sus barbijos, alcoholes en gel y guantes de látex. Sin embargo, acerca de este último elemento, desde la Asociación Argentina de Alergia al Látex advierten que su uso masivo acarrea peligros no solo para las personas con alergia preexistente sino por el riesgo de que se generen nuevas alergias en la población: “Los alérgicos corren el riesgo de tener reacciones muy severas, pudiendo llegar al shock anafiláctico con edema de glotis, colapso cardiovascular y hasta la muerte”, aseguró Gabriela Chromoy, presidenta de la asociación, en diálogo con Página 12.

“La gente no nace alérgica al látex, se hace alérgica. La alergia se adquiere por exposición precoz o repetida a este material, por lo que el peligro no es solamente para el paciente alérgico”, sostuvo Chromoy con relación al riesgo de que la alergia al látex pueda masificarse. Además, explicó que “todo el mundo está usando guantes de látex y eso hace que se contamine el aire de los espacios cerrados y los productos expuestos con el material particulado que se desprende de los mismos. La sensibilización no se produce solo por contacto directo con el látex, una de las vías más importantes de sensibilización es la respiratoria. En este sentido, cuanta más exposición haya, más probabilidades hay de desarrollar esta alergia”.

En la década de los ’90 se produjo lo que se conoció como “epidemia” de alergia al látex. “Se ocasionó cuando, en pleno apogeo de los contagios de VIH, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendaron que los profesionales de la salud tratáramos a todos los pacientes como potenciales enfermos de VIH: una de las recomendaciones básicas era que usáramos siempre guantes de látex”, aseguró la presidenta de la asociación.

El aumento de sensibilizados al látex en ese contexto fue exponencial, llegando a una prevalencia del tres al nueve por ciento en el total de la población, según datos de la Organización Mundial de Alergia. En este sentido, Chromoy advirtió sobre la posibilidad de que algo similar vuelva a suceder si el uso del látex se vuelve masivo. A partir de la “epidemia” de los ’90, los sistemas de salud de los países centrales tomaron medidas de prevención tendientes a realizar una conversión del uso del látex hacia materiales sintéticos como el nitrilo.

Por otro lado, el uso de guantes en la población no forma parte de las recomendaciones para la prevención del contagio de covid-19. Ni la Organización Mundial de la Salud ni el Ministerio de Salud de la Nación lo establecen así. En la web de la OMS se puede leer que “el hecho ‎de llevarlos puestos no impide el contagio, ya que si uno se toca la cara ‎mientras los lleva, la contaminación pasa del guante a la cara y puede ‎causar la infección”, por lo que se remarca la recomendación de mantener un frecuente lavado de manos.

En este sentido, la presidenta de la asociación resaltó que “el uso de guantes genera una falsa sensación de seguridad”. Sin embargo, Chromoy reconoció que “es imposible prohibirle a la gente que utilice guantes si eso la hace sentir segura” aunque aseguró que “sí se puede recomendar que utilicen guantes que no tengan látex y estén hechos de materiales sintéticos, como nitrilo, vinilo o polietileno”.

En cuanto al sistema de salud, la propia OMS manifestó en su protocolo de atención a personas con coronavirus que se recomienda utilizar guantes de nitrilo y no de látex. En el año 2017 la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos prohibió directamente el uso de guantes de látex “con polvo”, es decir, aquellos que utilizan el almidón de maíz como lubricante, por considerarlos altamente peligrosos.