Cruzará a nado el Río de la Plata en homenaje al ARA San Juan

Suena el timbre del recreo y ningún alumno de segundo año se inquieta para salir del aula. Rubén advierte el inusual silencio, mientras borra del pizarrón su clase de inglés. Un bullicio repetitivo crece desde el último banco. Los chicos estallan alborotados: “¡Profe lo vimos en la tele!”, le dicen y eufóricos, le piden una selfie grupal.
Rubén González es docente desde hace veinte años en una escuela pública del Partido de La Matanza y ferviente nadador. Desde 2013 realiza un desafío extremo para conmemorar algún suceso trascendental. Este año homenajeará a los fallecidos del submarino ARA San Juan, cruzando a nado el Río de La Plata. “Los héroes del ARA vivían prácticamente en el agua, yo también”, remarca el educador.

De pronto, el momento es capturado para las redes y para sellarse en la memoria de los que aprenden con el ejemplo. “Trato de aportarle a mis alumnos un granito de arena en la escuela y también ser influencia del deporte”, esa es la misión de González. Una especie de héroe antihéroe que con desafíos propios busca encomendarse una causa para que no quede en el olvido. De esa manera, está en contacto permanente con los familiares del submarino hundido y le dieron su amparo para que en diciembre complete la hazaña. Luis Tagliapiatra, padre de Alejandro, una de las 44 víctimas, irá en el barco de apoyo.

La salida está planificada desde las orillas de Colonia en Uruguay, para recorrer 42 km a brazadas, hasta la costa de Punta Lara en Ensenada. Allí lo esperaran los familiares de los héroes para darle un cierre simbólico con la bandera Argentina en alto. Como la noticia de la tragedia conmovió al mundo y en especial a Latinoamérica, el cruce también está abierto para que otros nadadores profesionales se sumen.

Rubén aprendió a nadar a los cuatro años y nunca más dejo de tener contacto con el medio acuático. Pertenece a una categoría de elite que pocos pueden alcanzar. Nada en aguas heladas y sin traje de neoprene. La preparación física y mental le da la seguridad para planificar un nuevo reto cada año. Como si este deporte no implicara un gran esfuerzo, debe sobrellevar el obstáculo económico. Si bien tiene el apoyo de la Municipalidad de La Matanza, no es suficiente. Siempre son los amigos, la gente que se solidariza y los ahorros de su bolsillo como docente, los que costean todo. “Para el año pasado en el cruce de Malvinas, vendíamos camisetas conmemorativas. Fue bastante caro, por el tema que son libras”, recuerda.

En marzo de 2018, marcó una epopeya. Por primera vez una británica y un argentino nadaron juntos en las gélidas aguas de las Islas Malvinas. La nadadora Jade Perry lo acompañó por deporte y él quiso homenajear a los veteranos de aquella guerra. El punto de partida de una amistad que no entiende de distancias ni idiomas y muestra de ello fue la experiencia que juntos compartieron. “Creo que a través del deporte se puede dar un empujón para que las culturas dejen un poquito el resentimiento de lado”, reflexiona González.

Si bien no tuvo familiares directos involucrados en el conflicto, su padre siempre le daba libros y revistas para leer. “Fue muy interesante la experiencia. Conversamos con los kelpers, recorrimos el cementerio. Fue muy emocionante”, señala.

A sus 40 años, Rubén González no necesita suerte para emprender nuevos retos, pero si tiene la fortuna de contar con la supervisión de la gran entrenadora María Inés Mato. Aquella mujer a la que le falta una pierna y fue la primera argentina en desafiar las aguas del sur. Hoy ya no se sumerge. Pero acompañara junto a Tagliapietra en diciembre, al docente que desafiara por más de 12 horas, el río más ancho del mundo.