Cuánto cuestan las encuestas que influencian las elecciones

Se hacen todo el tiempo, pero se multiplican en temporada de elecciones. Aparecen en los títulos de todos los medios, pero pocos saben cómo se elaboran. Las comenta el “círculo rojo” como verdad revelada, pero no siempre coinciden con la realidad de las urnas. Celebradas, criticadas, casi nunca ignoradas, las encuestas son atracciones centrales en años electorales, aunque se conoce poco sobre su funcionamiento. Las que se publican (y las que se guardan en secreto) pueden influir en el escenario político y hasta provocar devaluaciones, pero son apenas una “foto” de una película en constante movimiento. Se consultó a cuatro encuestadores de consultoras argentinas que hacen relevamientos periódicos para clientes políticos y privados. En esta nota, explican cómo trabajan en un año de comicios ante una realidad “polarizada”, cuáles son los desafíos de una encuesta y por qué es importante entender cada dato en su contexto. Métodos y muestreo. Para armar una encuesta representativa hay que seleccionar una determinada cantidad de gente al azar que represente la realidad del universo a sondear. En un relevamiento nacional, por ejemplo, se busca un mínimo de entre 1100 y 1500 consultados repartidos en cada distrito según la densidad poblacional (por eso cobra importancia Buenos Aires y el conurbano, donde vive el 38% del padrón). Cumplir con las condiciones de “aleatoridad” y “representatividad” al mismo tiempo es difícil: si se elige a ciegas es menos probable que se refleje a todos los sectores, pero si se busca abarcar diversas realidades los consultados son menos aleatorios.

Según pudo averiguar PERFIL, los precios de las encuestas telefónicas mediante IVR (de entre 1200 y 1400 casos para un relevamiento nacional), se ubican entre 150 mil y 200 mil pesos en promedio. Con la misma cantidad de casos, una encuesta online de panel rondaría los 400 mil, mientras que una CATI asciende a un rango de entre 600 mil y 800 mil, porque se suma el costo de un encuestador. Para un sondeo presencial los costos se disparan: pueden salir diez veces más que un IVR en algunos distritos, y en relevamientos nacionales llegan a 5 millones de pesos. Cómo se arma el muestreo. En encuestas telefónicas, explica Romero, se usa una guía telefónica nacional, segmentada por localidad, para construir una muestra con determinada distribución geográfica y se sortean los encuestados al azar. Synopsis empleó un equipo técnico que desarrolló un método en conjunto con equipos de Google y Facebook para “calibrar” el ofrecimiento. La idea es que la encuesta no se guíe con algoritmos que orienten la muestra hacia determinados perfiles, y garantizar la mayor aleatoriedad posible.