El chequeo de lunares es una medida efectiva para prevenir el cáncer de piel

La causa más frecuente del cáncer de piel es la exposición a las radiaciones ultravioletas provenientes del sol. De allí la importancia de protegerse del astro rey durante todo el año, no solo en verano. Una lesión en la piel, una llaga que no cicatriza o un cambio en un lunar pueden ser signos de la presencia de esta enfermedad.
Por cuarto año consecutivo La Roche-Posay instaló el viernes y sábado pasados en la plaza Güemes dos móviles para llevar a cabo un chequeo de lunares gratuito. En ellos dos profesionales expertas en dermatoscopía revisaron y controlaron los lunares de los asistentes, y les brindaron un diagnóstico personalizado, junto con el asesoramiento del uso de protector solar acorde con las necesidades de la piel de cada paciente. ¿El objetivo? Concientizar acerca de la importancia del chequeo regular de lunares como método de prevención. La atención se reanudará mañana, de 10 a 13.30 y de 16 a 19.30. En 2018, más de 4.000 personas se sometieron al chequeo de lunares durante el tour que La Roche-Posay realizó por varias provincias. En este marco se detectaron 503 lesiones sospechosas.
Entre los asistentes a la primera jornada de controles en Salta El Tribuno dialogó con Silvia Marcela Soraire (52). Ella contó que trabaja en ferias a cielo abierto. Agregó que es consciente de que su fotoexposición frecuente, pero también hábitos que reconoce riesgosos, le hicieron salir cuatro lunares en el labio inferior y otros tantos en los brazos. De un lunar llegaron a hacerle una biopsia, pero no retornó al control. “Creo que ya no tenemos capa de ozono que nos proteja, porque empecé a tomar sol en agosto y me salieron manchas blancas en la piel”, señaló. Con una tez muy clara y con pecas, Silvia añadió que siempre procuró broncearse y que no fueron pocas las ocasiones en que se insoló. A pesar de ello, no tiene costumbre de usar protector y se sorprendió agradablemente de que la crema que le habían puesto previamente en el truck no le dejaba sensación oleosa o mal olor. “Todos me dicen que me aparte del sol, pero yo encuentro excusas para no hacerlo: me energiza, me hace bien a los huesos”, describió Silvia, quien al salir de la consulta mostró que le habían dado órdenes médicas para atenderse en el sistema de salud pública local y varias muestras de FPS +50 para aplicarse en rostro, cuello y labios.
María Guaymás (33), empleada de comercio, fue al móvil para que le examinen un lunar de gran tamaño, ubicado debajo de una de sus fosas nasales. Madre de siete niños y trabajadora de tiempo completo, reconoció no aplicarse protector ni haber ido a consulta con una dermatóloga antes “por falta de tiempo”. “Lo tengo desde que nací, pero era pequeño y de niña y adolescente me encantaba tocarlo hasta que se hizo enorme. Me incomoda porque todos me reconocen por el lunar y los clientes me dicen que me lo saque”, comentó. A ella las dermatólogas le sugirieron que se someta a una extirpación quirúrgica del lunar, según relató luego María.
Por su parte Marianela Fabián (28), trabajadora de casas particulares, refirió: “Me salió el año pasado un lunar en el labio, ahora me está saliendo otro en la misma zona y tengo uno en la cabeza que me molesta, por eso aprovecharé para hacerme revisar. En 2018 me había enterado tarde de la campaña”. Agregó que para ir a su trabajo camina más de seis cuadras. “En ese trayecto quedo quemada en primavera y verano. Protección solar uso, pero factor 25 y por lo que vi es muy bajo”, reflexionó. A su lado y también en espera de su turno Lorena Quintero (33) comentó que su mamá había visto en una publicación de este medio los días y horarios en que se iban a apostar los móviles en la plaza Güemes y la había enviado por una consulta muy particular. Los cinco integrantes de la familia, madre y cuatro hijos, tienen un lunar idéntico de grandes dimensiones desde el nacimiento, aunque en distintas áreas del cuerpo. “La primera que se va a hacer analizar soy yo. Nunca usé protector solar, ni siquiera en el maquillaje, que algunos productos lo contienen, ni me cuido de los horarios del sol”, comentó Lorena, que trabaja en un local gastronómico, expuesta al aire libre y al fuego.