El combate entre Wilder y Fury será de alto voltaje

El campeón de los pesados del Consejo Mundial, el estadounidense Deontay Wilder (104,600 kg) y el retador inglés Tyson Fury (123,600 kg), volverán a enfrentarse en Las Vegas en la madrugada de este domingo (ESPN transmitirá desde las 23 horas del sábado). Estará en juego otra vez la corona que Wilder ostenta desde 2015 y que ha defendido exitosamente en diez ocasiones. Es, sin duda, la primera gran pelea de 2020, revancha de aquella tan dramática que coprotagonizaron el 1º de diciembre de 2018 en el Staples Center de Los Angeles, y que los jueces dictaminaron como un empate que aún hoy se polemiza luego de que Fury cayera dos veces y estuviera al filo mismo del nocaut.

Pero las historias del campeón y su desafiante acaso valgan tanto o más que el combate que ahora tendrá lugar en el estadio del MGM Grand Hotel de la capital del estado de Nevada. Wilder y Fury han sobrevivido a crisis terminales que, en algún momento, los colocaron ante la disyuntiva de la vida o la muerte. Wilder estuvo a punto de suicidarse en 2006, cuando a los 21 años, supo que su hija mayor había nacido con una enfermedad incurable en la médula espinal, y sintió que no tenía fuerzas morales ni dinero para tolerarlo. Recurrió al boxeo como única terapia y salvación. Y el boxeo lo rescató y lo puso en lo más alto. Lo convirtió en campeón y en millonario. Y, lo más importante, le permitió atender a su hija y evitarle una existencia penosa, tal vez insufrible.

La escandalosa conferencia de prensa en la que menudearon los insultos, los empujones y las amenazas resultó el anticipo de lo que puede suceder en la madrugada del domingo sobre el ring de Las Vegas. Para dos ex campeones de los pesados como Larry Holmes y Evander Holyfield, el favorito es Wilder por el poder letal de su directo de derecha. Para otros dos ex campeones como George Foreman y Mike Tyson, esta vez será Fury quien salga con los brazos en alto. En la previa, la pelea está para cualquiera. Después de los golpes y el dolor que sus vidas aguantaron, Wilder y Fury sienten que son imbatibles, que sobre el ring todo lo pueden. Perder no entra en sus planes.