En el Día del Niño, redoblemos los esfuerzos a favor de la infancia

En la Argentina, casi la mitad de los 13.102.717 de chicas y chicos vive en situación de pobreza. Un país que le da la espalda a su infancia le da la espalda no solo a su presente sino también a su futuro.

A 30 años de la firma de la Convención sobre los Derechos del Niño, el tratado internacional de derechos humanos más ratificado de la historia, se celebra un nuevo Día del Niño. Sin embargo, la situación de la niñez y adolescencia muestra que todavía queda mucho por hacer para que esta fecha sea verdadero motivo de celebración.

En la Argentina, casi la mitad de los 13.102.717 de chicas y chicos vive en situación de pobreza. Ser pobre, para ellos y ellas, es no asistir a la escuela, o hacerlo a edad tardía o no poder terminarla, no contar con acceso al sistema de protección social, vivir en casas con pisos de tierra y techos inadecuados, hacinados, sin acceso a agua potable, en zonas inundables o basuralesAdemás, no cuentan con acceso a servicios de salud adecuados, no logran acceder a los conocimientos básicos para su desarrollo, ni a políticas de cuidado y en muchos casos, no son protegidos de la violencia, los abusos y los malos tratos. Existen, además, brechas importantes: las posibilidades que tiene una niña, niño o adolescente de ejercer sus derechos todavía dependen del lugar donde nace y de las características socioeconómicas y laborales del hogar donde crece.

Al igual en que varios países de América Latina y el Caribe, la pobreza en la infancia y adolescencia es un problema que en Argentina persiste desde hace décadas y se agrava en momentos de crisis económica. Entre otras consecuencias, la pobreza genera que los niños y las niñas abandonen la escuela, comiencen a trabajar, disminuyan la cantidad y calidad de alimentos que consumen, tengan problemas para acceder a los servicios de salud, sean víctimas de violencia, entre otros riesgos sociales significativos. En palabras de las chicas y chicos, las crisis pueden implicar dejar de jugar, enfermar y no poder comprar medicamentos o no acceder a alimentos.

La respuesta del Estado para cumplir con los derechos de la niñez en un contexto de dificultades económicas es una responsabilidad ética y legal. En el marco de una campaña electoral y la discusión sobre el presupuesto 2020, es urgente priorizar y fortalecer el financiamiento de la protección social y redoblar los esfuerzos en favor de la infancia.

La Argentina invierte casi un 8% de su PBI en políticas públicas destinadas al cumplimiento de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Sin embargo, los desafíos pendientes implican multiplicar estos esfuerzos y asegurar que no siga habiendo reducciones en términos reales de estos recursos. En tiempos de crisis económica, los gobiernos no deben adoptar medidas regresivas que pongan en riesgo a la infancia.El costo de no actuar es enorme. Un país que le da la espalda a su infancia le da la espalda no solo a su presente sino también a su futuro.

El 20 de noviembre de 1989, la Convención sobre los Derechos del Niño estableció que todos los chicos y chicas tienen los mismos derechos. La misión de UNICEF es contribuir a que esta premisa se haga realidad, sin dejar a nadie atrás. Hace décadas que sostenemos que la pobreza infantil es una deuda pendiente o un motivo de preocupación. Es hora de pasar a la acción.