La autopsia al diácono reveló que tenía un golpes y heridas

La autopsia al cuerpo del diácono Guillermo Luquin,asesinado el domingo en su casa  de Temperley, reveló que presentaba un golpe en la cabeza y cinco lesiones superficiales producidas conun arma blanca.

El resultado del peritaje fue contundente y confirmó la hipótesis que se empezó a manejar a partir de los rastros que se encontraron en su casa tras el ataque. Luquin sufrió un traumatismo de cráneo que pudo generarse a partir de un golpe con el velador que hallaron roto en la habitación.

Esa y otras lesiones evidencian que el diácono intentó defenderse de una agresión. Es que los especialistas determinaron que sufrió cortes en los brazos y en las manos, que son signos típicos de defensa cuando una persona suele ser atacada con un arma blanca en la zona del tórax.

Con estos resultados preliminares los investigadores refuerzan su teoría de que el asesino se escapó rápido del lugar, luego de envolver el cuerpo de la víctima en una frazada.

En la propiedad encontraron distintas manchas de sangre que coinciden con las heridas detectadas: evidenciaron goteos, pero también signos de arrastre, además de la mancha más grande, debajo del cuerpo del diácono.

La principal hipótesis es que el asesino fue un conocido al que Luquin le permitió entrar. Los accesos no estaban forzados y descubrieron que un juego de llaves había quedado colocado en la reja del frente. Además, en la mesa de la cocina se encontró una gaseosa y dos vasos servidos.

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