Trabajadores golondrina varados en la terminal de Mendoza

Desde el viernes y hasta este martes, cientos de trabajadores de las cosechas en Mendoza estuvieron varados en la terminal de micros a la espera de ser trasladados a sus provincias (Salta y Jujuy fundamentalmente). El grupo no siempre fue el mismo: algunos conseguían irse, otros esperaban, otros recién llegaban de las cosechas. Algunos pasaron dos noches durmiendo en el piso. Según la explicación de las autoridades nacionales de Transporte a las organizaciones sociales que los contienen, se demoraban las autorizaciones de los gobiernos provinciales para activar los traslados. Lo que de fondo resulta preocupante es la falta de “un plan de contingencia” para cuidar la salud de estos trabajadores en medio de la pandemia.

Y lo que preocupa, también, es que en los próximos días cientos de personas podrían atravesar la misma situación a medida que terminen su labor en los viñedos. Hasta ahora se vieron afectados alrededor de 600 trabajadores, según el cálculo de Pablo Massutti, miembro de la Coordinadora por el Agua y los Bienes Comunes y la Red de Derechos Humanos de Mendoza. De momento, el éxodo constó de “dos etapas”: los que habían llegado a la terminal el viernes se retiraron el sábado y el lunes. Y este martes partieron tres micros hacia el norte del país.

“No se puede abandonar al trabajador”

Los afectados son trabajadores precarizados, usualmente llamados “golondrina”, sobre todo de los viñedos. “No le deseo a nadie lo que hemos pasado”, expresó Gustavo Parra, de Jujuy. El viernes viajaba rumbo a su provincia en un micro junto a otros 60 trabajadores y fueron retenidos por Gendarmería en San Juan, con el argumento de que no tenían permiso del gobierno de Gerardo Morales para su retorno. Entonces debieron volver a la terminal de Mendoza. Allí pasaron las noches del viernes y del sábado. Hicieron “ruido” en las redes sociales. Recién el domingo el gobierno mendocino les ofreció hospedaje en un hotel, contó Parra.

A pesar del alivio que sentía porque estaba por volver a su provincia, resaltó que todavía hay cientos de personas “terminando en las cosechas” y podrían verse expuestas a la misma situación de fragilidad. “Hemos sufrido un riesgo para nuestra salud y hemos perdido la plata que habíamos juntado para pasar el invierno. Porque en invierno allá no tenemos nada. Gastamos la poca plata que teníamos en la terminal, porque es una zona turística carísima. Además la cosecha estuvo floja. Si hubiera sido turista me quedo en Mendoza, pero vengo a trabajar. No se puede abandonar a la gente que viene a trabajar”, sostuvo Parra, extrabajador del ingenio La Esperanza como muchos de sus compañeros.

Un plan de contingencia

“No vemos un plan de contingencia y en los próximos días lo mismo va a suceder con otros trabajadores”, advirtió Massutti. La situación es peligrosa tanto para los trabajadores como para sus familias, que los acompañan. Algunos habían accedido a “refugios”. En tanto, en la terminal, la escena del fin de semana fue “inhumana”. Niños y niñas durmiendo en el piso en plena pandemia. Organizaciones sociales, religiosas y políticas fueron acercando alimentos, colchas y barbijos, porque la ayuda del Ministerio de Desarrollo Social provincial resultó “insuficiente”. “Se armó una red para ocupar el rol ausente del Estado. Hay una vulneración del derecho a la salud”, agregó Massutti. “Exigimos que los gobiernos provinciales tomen medidas ante este éxodo. (Los trabajadores) vienen acá para tener un sueldo mínimo para poder vivir y esta situación es un golpe muy fuerte”, concluyó.