Al profe wichi le dieron el ansiado traslado

Néstor Elio Fernández estaba cansado de ganar $10 mil y gastarse todo en viajar 700 km para ir a enseñar a El Galpón. Ahora será maestro bilinge en Ballivián.

Estaba cansado de peregrinar por los pasillos del Ministerio de Educación pidiendo un traslado. Pensó en tomar medidas extremas como encadenarse o subirse a alguna torre para llamar la atención de los funcionarios, pero le ganó la sensatez y eligió el camino de la paciencia aunque también fuera el camino de la pobreza. El profesor wichi Néstor Elio Fernández relató que hace mucho tiempo esperaba una respuesta a su pedido de traslado como maestro bilinge desde una escuela de El Galpón hacia una del departamento San Martín, donde vive, pero solo recibía excusas. La desesperación lo estaba ahogando con un sueldo que apenas alcanza los 10 mil pesos, de los que debía gastar por semana en viáticos más que sus ingresos. Debía recorrer casi 700 kilómetros para llegar a su lugar de trabajo.

Por suerte, la buena nueva llegó para Fernández y si bien no logró que lo designaran en una escuela de Embarcación, al menos enseñará en una institución de General Ballivián, a menos de 100 kilómetros de su comunidad del Lote 75.

“La solución llegó después de tanto luchar e insistir, valorando mucho también la participación de los medios que publicaron mi situación. Ahora es tiempo de apuntar arriba, hay muchos proyectos que hacer de aquí en adelante. Acompañar y luchar por los derechos de mis hermanos indígenas como es la lengua que no tenemos que perder”, dijo el profesor, autor de un diccionario wichi. Agregó: “Voy a enseñar en una zona rural que queda a menos de 100 kilómetros de Embarcación, el paraje se llama Corralito y está en General Ballivián. Me siento feliz de haberlo logrado sin ayuda de políticos ni gremios, solo tuve que reclamar mi derecho. Desde noviembre del año pasado peleo esta causa vital para mí en el Ministerio de Educación y los funcionarios me decían que no podían designarme en otra institución más cercana al lugar de donde soy originario. Tenían vacantes pero dependían del aval comunitario del cacique para la designación”.

“Estoy feliz porque elegí el camino de la paciencia, de tocar mil veces la misma puerta, y lo logré”, finalizó Fernández. Agregó.