Cinetosis: la descompostura que algunos padecen al viajar

Si alguna vez te descompusiste al viajar en auto, barco o avión, posiblemente, puede que padezcas cinetosis.

La cinetosis es un trastorno que se genera al ser transportados pasivamente en un medio de locomoción terrestre, aéreo o marítimo, producto de una discordancia entre la información visual y vestibular que recibe el cerebro.

Las plataformas de realidad virtual y simuladores también pueden desencadenar esta discordancia sensorial y, por ende, cinetosis.

Normalmente, el mantenimiento del equilibrio se produce merced a que la información que llega al cerebro -principalmente desde el vestíbulo (oído interno) y los ojos- debe ser idéntica. Así, éste procesa los datos y mantiene la estabilidad del cuerpo. Un ejemplo es cuando se gira la cabeza hacia un lado: tanto los oídos, que actúan como un giroscopio, como la vista, que informa sobre el movimiento del campo visual, transmiten al cerebro la información al unísono permitiéndole procesarla y elaborar una respuesta que mantenga la estabilidad.

Ahora bien, ¿qué ocurre cuando se viaja un auto? El campo visual se mantiene estable al mirar hacia adelante, pero el oído puede percibir las aceleraciones y desaceleraciones que se realizan. Por lo tanto, se produce una discrepancia de información que lleva al cerebro a generar una respuesta diferente a la que se explicó recién y comienzan a aparecer los síntomas de la cinetosis: sensación de estómago revuelto, náuseas, vómito, palidez, sudoración, bostezo, aumento de la salivación y dolor de cabeza. Más raramente, pérdida de apetito y aumento de la sensibilidad a los olores.

Otra discrepancia al viajar en un vehículo la pueden sentir los acompañantes: si el auto va a una velocidad constante, el oído deja de percibir aceleración o desaceleración, pero, al mirar por la ventanilla, el campo visual se mueve permanentemente.

En muchas oportunidades, estos síntomas son intensos y pueden provocar que una persona deba bajarse antes de tiempo del medio de transporte.

La posibilidad de padecerlo se basa en dos grandes aspectos: la susceptibilidad que cada uno tiene y el tipo de transporte y la forma cómo éste se desplaza. Por ejemplo, en un avión pequeño que viaja a baja altitud y que debe atravesar un área de turbulencias, se estima que el 25% de los pasajeros padecerá algún grado (síntoma) de cinetosis. Por lo contrario, en la misma situación de turbulencia, pero en un avión de gran porte la incidencia será mucho menor, cercana al 1 por ciento, dado que el movimiento percibido disminuye considerablemente.

En general, los bebes y los niños menores de 2 años no lo sufren porque aún no se terminó de desarrollar el oído interno. Sin embargo, a partir de esta edad y hasta fines de la adolescencia suele presentarse con frecuencia, en especial cuando los chicos viajan en el asiento de atrás en el auto al ir al colegio o en viajes de vacaciones familiares.

Es más frecuente en mujeres y en los que padecen migraña o cefalea. Hay antecedentes familiares, es decir, padres e hijos con cinetosis.

Suele tener un impacto importante en la vida laboral y social. Las terapias para prevenir o reducir su aparición cobran mucha importancia.

El diagnóstico es clínico y surge de la entrevista médica. En general, no requiere la realización de estudios complementarios.

Los tratamientos apuntan a minimizar el conflicto sensorial: mirar hacia adelante, hacia el horizonte; restringir los movimientos de cabeza; evitar viajar recostado; evitar leer y mandar mensajes de texto; comer poco previo a un viaje y, en viajes largos, detenerse cada 2 o 3 horas.

Médica otorrinolaringóloga, jefa de otoneurología, servicio de otorrinolaringología del Hospital Italiano.