Corrientes: los incendios se redujeron un 80%

Las precipitaciones de jueves y viernes, la extinción del fuego porque ya no tiene qué quemar y el trabajo de los combatientes en las zonas calientes hicieron posible que se empiece a planificar la retirada de los brigadistas y el comienzo de la reconstrucción de la zona dañada. Eso sí, el pronóstico tiene que cumplirse. Caso contrario, estiman los expertos, el fuego podría renacer.

Las cosas cambiaron en Corrientes durante las últimas horas. Para mejor. Se percibe en el clima que se vive en la base de operaciones de San Miguel. Los brigadistas tienen más tiempo para descansar y relajar, incluso ayer vieron al PSG de Messi en el comedor y al atardecer (cuando la sensación térmica bajó de los casi 50 grados) hubo un desafío futbolero entre los brigadistas de Argentina y de Bolivia. El resultado no se comunicará para no herir susceptibilidades: todos son héroes que le ponen el pecho al fuego. El triunfo, más allá del picado, será de todos y ya se empieza a percibir.

Se fue la tensión que dominaba la vida en esta escuela rural reconvertida en comando de campaña al borde de los Esteros del Iberá. Hace apenas siete días el movimiento era intenso: llegaban y salían combatientes, los helicópteros no paraban de ir y de venir, los gestos eran de preocupación, el panorama era intrigante bajo un cielo siempre cubierto por un velo de humo: en muchos casos el fuego amenazaba con alcanzar zonas habitadas. Pero finalmente llegó la calma. Según confirmaron a Infobae los coordinadores del Servicio Nacional de Manejo del Fuego instalados aquí, los incendios se redujeron 80% comparado con hace tres días.

La lluvia de jueves y viernes, la extinción del fuego porque ya no tiene qué quemar y el trabajo de los combatientes en las zonas calientes hicieron posible que se empiece a planificar la retirada de los brigadistas y el comienzo de la reconstrucción. Eso sí, el pronóstico tiene que cumplir lo que promete: lluvias desde el martes y hasta el jueves y nuevamente agua el fin de semana.

El mapa satelital con información casi a tiempo real que usan los expertos en la unidad móvil de última generación que trajo desde Lago Puelo, en la Patagonia, el Ministerio de Ambiente de la Nación para monitorear la situación en Corrientes regalaba ayer una imagen muy distinta de la de unos días atrás: los puntos rojos que marcan calor bajaron considerablemente y las columnas de humo fotografiadas desde el espacio son muchas menos que el 23 de febrero.

“Se redujo 80% el fuego. No quiere decir que los incendios estén apagados. Hay que vigilarlos, controlarlos, sobrevolar y ver cómo siguen”, explicó en confianza una de las autoridades del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF). Además, por los controles en el campo, saben que quedaron los esteros quemando y no hay forma de verlo con un satélite. ¿Por qué? Porque en estos pantanos, que están secos por la falta de lluvia histórica, el fuego corre bajo tierra quemando las raíces.

Las brigadas de los ejércitos argentino y boliviano, de los Bomberos Forestales de la Policía Federal, de Parques Nacionales y del SNMF seguirán con el trabajo en los focos activos de San Ignacio, San Alonso, San Nicolás, Socorro y el Parque Nacional Mburucuyá, hasta donde voló en helicóptero ayer Infobae y donde, aseguraron los combatientes, el incendio está “controlado”. También hay fuego en Palmar Grande, una zona de esteros, donde los vientos y la sequía hace que todavía exista peligro de “interfase” (fuego forestal que alcanza viviendas).

El intendente del Parque Nacional Iberá, Daniel Rodano, aseguró que las lluvias del fin de semana calmaron la preocupación que había en la zona de San Alonso, donde existe un reservorio de yaguaretés, especie en extinción que una fundación conservacionista intenta reintegrar al ecosistema con nueve animales.

“Comprobamos que las lluvias de anoche tuvieron el efecto que esperábamos y aplacaron las llamas”, explicó Rodano, aunque aclaró que todavía se registran zonas de calor en ese territorio y se están controlando con guardias de ceniza, lo que permite darle descanso a los brigadistas.

Los trabajos le demandan al Estado argentino, según el SNMF, un gasto de 200 millones de pesos por día. El uso de helicópteros le cuesta $ 1.000.000 diarios y el de los aviones hidrantes, $ 500 mil por día.

INFOBAE