Crimen del gendarme correntino fue planeado

En las últimas horas se conoció la noticia de que imputaron a los tres sospechosos de haber drogado y asesinado a mazazos al efectivo de Gendarmería, Gustavo Elorrieta.

Los involucrados son su ex esposa, un amigo de esta y un tercero que sería amigo de la mujer y del hijo de la víctima. Según señalaron desde la Fiscalía, el homicidio fue ideado hace semanas atrás a modo de venganza, ya que el hombre había decidido rehacer su vida en Buenos Aires. 

Gustavo Elorrieta, el gendarme correntino que desapareció el pasado el 10 de julio, fue drogado y reducido con ketamina y muerto a mazazos después de las 23 de ese mismo día, poco después de haber llegado a Roldán (una localidad que dista a 25 kilómetros de Rosario en la provincia de Santa Fe) para visitar a sus hijos en la casa donde vivían con su ex pareja. Así lo expusieron este martes en la acusación, los fiscales Adrián Spelta y Gastón Ávila que presentaron evidencia técnica y testimonios de allegados a los imputados.

Los principales sospechosos señalados como autores del crimen son Mercedes Encina Flores (42), la ex del gendarme, y dos allegados a la mujer y a su hijo -a disposición de la justicia de menores- Mario Luis Faetani (26) y Alex Galarza (18) quienes comenzaron a frecuentar a la familia meses atrás y se vincularon a fondo en el plan homicida en sucesivas reuniones.

De acuerdo a lo explicado por la Fiscalía, “se pudo acreditar por los testigos y por la prueba objetiva que lo habían planificado por lo menos desde el mes de junio este homicidio donde se habían reunido en varias oportunidades”. “Por el momento, el móvil del crimen sería la decisión que había tomado la víctima de dejar a su familia y formar un nuevo proyecto de vida en Buenos Aires con su actual pareja”, agregaron. 

“Presumimos que la esposa es la ideóloga de todo esto, para cometer este hecho y en virtud de esta metodología que dispusieron entre todos, la que llevaron a cabo el primer día que él llegase. Ya sabían que el 10 de julio él venía y desde el mes de junio lo estuvieron planificando. Los golpes en el cráneo fueron los que lo mataron”, señalaron.

La causa tiene el agravante de ser un crimen cometido con alevosía, ya que el hombre fue drogado para impedir que pueda defenderse, siendo que era una persona de contextura grande que medía casi dos metros y pesaba alrededor de 130 kilos.

Desde la familia de la víctima, su hermana, se encuentra gestionando la tenencia de la hija de 11 años del gendarme asesinado.