Detectan una mutación dentro de la variante Delta

Un estudio del equipo de la científica de EE.UU., Jennifer Doudna, Premio Nobel de Química, encontró que una variación poco conocida, que no está en la proteína de pico, aumenta su capacidad de replicarse

La variante Delta del coronavirus es altamente contagiosa. Es casi 2 veces más contagiosa que la cepa original del virus que se detectó en China y las otras variantes de interés o de preocupación. Fue detectada en la India en octubre del año pasado y se propagó por el mundo a través de los viajes de las personas que se infectaron. Ya en agosto de este año la variante Delta estaba en 163 países, y se investiga qué hace que se propague tan rápidamente.

La científica Jennifer Doudna, ganadora del Premio Nobel de Química 2020 junto con Emmanuelle Charpentier por el desarrollo de un método para edición genética, se puso a buscar una respuesta para comprender qué pasaba con la variante Delta. Con su equipo, Doudna, que trabaja en la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, desarrolló una estrategia de laboratorio que permite estudiar de forma rápida y segura los efectos de las mutaciones en las variantes del coronavirus.

Encontró que una mutación poco notoria dentro de la variante Delta permite al coronavirus introducir más de su código genético en las células huésped. Así se aumentando las posibilidades de que cada célula infectada propague el virus a otra célula. El estudio que hizo Doudna se publicó en la revista Science, y aportó una poderosa herramienta tanto para entender las variantes actuales del coronavirus como para explorar cómo las futuras variantes podrían afectar la evolución de la pandemia.

Hasta ahora, los investigadores de diferentes laboratorios del mundo analizaban las mutaciones en el genoma del coronavirus. Se han concentrado en la proteína Espiga, que le permite al virus invadir las células humanas. Esto se debe en parte a que para trabajar con el virus y hacer estudios se requiere instalaciones de bioseguridad de alto nivel. Por eso, para sondear las mutaciones individuales, se usan lo que se llama un “pseudovirus”, que es una construcción hecha a partir de un virus diferente, a menudo un lentivirus, que puede expresar una proteína del coronavirus en su superficie. Sin embargo, los lentivirus sólo expresan la proteína Espiga. No expresan las otras tres proteínas estructurales del coronavirus.

Lo que ahora logró la doctora Doudna y su equipo fue una nueva herramienta: modifican las construcciones de laboratorio llamadas “partículas similares al virus (VLP)”, que contienen todas las proteínas estructurales del virus pero carecen de su genoma. Desde el exterior, una de esas partículas tiene el mismo aspecto que el virus completo. Puede unirse a las células en el laboratorio e invadirlas. Pero como está desprovista del genoma de ARN del virus, no puede secuestrar la maquinaria de una célula para replicarse y salir de la célula huésped para infectar más células. De esta manera, el virus no se puede propagar en el laboratorio.

El equipo de Doudna, que incluyó a Melanie Ott, viróloga y directora del Instituto Gladstone de Virología, sumaron una innovación al sistema de la partícula VLP. Insertaron un fragmento de ARN mensajero que hace que las células invadidas por las partículas se iluminen y brillen. Cuanto más brillen las células después de haber sido infectadas con las partículas similares al virus, significa que más ARN habrán entregado.