“Dumbo” fingió su muerte por COVID

Según el documento, Raúl Martín Maylli Rivera murió el 25 de enero de 2021, a los 40 años.

Raúl Martín Maylli Rivera negó hasta el último minuto su identidad. Claro que no podía ser “Dumbo” el hombre parado frente a los federales: el narco más buscado de la Argentina había muerto el 25 de enero de 2022 por coronavirus. Un certificado de defunción oficial y una lápida en la tumba de sus padres, en Flores, así lo demostraban.

¡Dumbo! Fuiste un hermano genial, te recordaremos por siempre. Tus hermanos y sobrinos”, se puede leer en un fragmento de mármol grabado, colocado a los pies de la sepultura de Olga Alicia Rivera y Juan Valentín Sirlopu, en el barrio porteño. Flores amarillas y latas de cerveza acompañan el emotivo mensaje.

Triste destino para el jefe narco que se vio forzado a abandonar su base de operaciones en el barrio Mugica de Villa Lugano, por el tiroteo que lo puso en evidencia, en mayo de 2021.

Hasta ese momento, la platea 11 de aquel sector de la Ciudad de Buenos Aires se había convertido en el corazón de su reino personal. Un lugar en el que se sentía tan cómodo que paseaba con un arma en la cintura, a veces desnudo, y le pagaba a chicos de su propio bolsillo por sus servicios como marcadores.

Pero esa muerte era, en realidad, una falsa muerte, un truco muy popular en el ambiente del crimen organizado. Cercado y con una recompensa de 5 millones de pesos sobre su cabeza, “Dumbo” logró traspasar la frontera y refugiarse en Perú.

Antes, se escurrió dos veces de la Policía bonaerense y de la Ciudad. La primera vez, en Merlo, y la segunda, en una casa de Martínez, donde los efectivos encontraron ropa nueva, con la etiqueta todavía puesta.

Aunque no está demostrado, detectives que participaron de su captura, creen que volvió a entrar y salir del país en varias oportunidades. El negocio y su renovada alianza con los hermanos “Marcos” y “Piti” Estrada Gonzáles requerían su presencia. Sin embargo, en los últimos meses, habría dejado ese ímpetu viajero.

El narco logró afianzarse con su familia en San Juan de Lurigancho (Lima) y para continuar activo en la clandestinidad el engaño debía ser completo: consiguió un certificado de defunción.

El documento aparece firmado el 16 de febrero por encargados del Registro Nacional de Identificación y de Estado Civil de Perú.

Mientras lo buscaban en la Argentina, Maylli Rivera caminaba entre los vivos con el documento del boliviano Jesús Gúzman Guerrera, el mismo que le presentó a los dos agentes de la División Operaciones Área Metropolitana Oeste de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la PFA que lo sorprendieron desarmado.

Aunque intentó hacerlo, fue imposible engañar a los detectives que lo conocen desde que dio sus primeros pasos en la organización de los Estrada Gonzáles de la mano de su padre. Curioso es que “Dumbo” haya elegido el COVID como causa de su muerte: la pandemia le dio el impulso para coronarse en Lugano.

La rivalidad con la organización que opera en la 1-11-14 llegó a su fin por una necesidad mutua: “Los Antiguos” requerían a su viejo lugarteniente para poderle hacer frente a los grupos que intentaban arrebatarles, por primera vez en 20 años, el dominio del barrio del Bajo Flores. Por su lado, “Dumbo” trataba de dirigir su propio negocio desde la clandestinidad, una tarea muy compleja.

La alianza funcionó, pero una saga de homicidios y hechos de violencia dan cuenta que la inestabilidad reina ahora en el territorio de los históricos narcos peruanos. El panorama, con su captura, parece aún más complicado para los tres.

“Apareces como muerto, yo no sé si estarás vivo”, le dice uno de los agentes de la Policía de Perú a “Dumbo”, mientras se escucha el “click” de las esposas cerrándose sobre sus muñecas.

Los últimos allanamientos en el barrio asustaron a “El Oso”, un hombre muy cercano al narco. Aunque no tenía pedido de detención en esta causa, tenía miedo de ser apresado y decidió regresar a Perú. Ese dato, llevó a que los federales montaran una vigilancia y seguimiento con el fin de llegar a “Dumbo”, de quien ya se sabía que residía en Lima, por lo que también estaba tras sus pasos la policía peruana.

El 26 de octubre, “El Oso” decidió primero viajar vía marítima desde Buenos Aires a Colonia, Uruguay, y desde allí tomar un vuelo a Lima, con una escala en el Aeroparque Jorge Newbery.

Los efectivos de la Policía Federal asignados al operativo se embarcaron en el mismo avión y vigilaron a “El Oso” hasta que llegó al Aeropuerto Jorge Chávez, de Lima, donde se sumó al operativo la Policía Nacional de Perú, que lo siguió hasta que se encontró con la pareja de “Dumbo”, que fue reconocida por los federales.

Los detectives encubiertos siguieron a ambos hasta un restaurante de la zona de Parque San Silvestre, de Lima, donde estaba el narco prófugo.