El fútbol femenino cerró la primera parte del torneo

Quiso el fútbol argentino –y sus azares- que el primer torneo femenino semiprofesional de Primera División cerrara su temporada con tres goles de Maca Sánchez, la futbolista que fue protagonista y símbolo de la lucha de las jugadoras por hacer valer sus derechos. San Lorenzo derrotó este martes como visitante a Rosario Central 4-1, cerró la primera parte del certamen que inauguró los contratos profesionales en los planteles de mujeres y, aunque todavía falta mucho por mejorar en pos de un fútbol más igualitario, seguramente muchas –dentro y fuera de la cancha- celebren a fin de año estos nuevos tiempos de la pelota bajo su suela.

“Sin dudar, el balance de este torneo ha sido positivo. Comparado con años atrás es la gloria, pero hay que seguir trabajando. También hay que creer un poco”, le explica a Página/12 Fanny Rodríguez, goleadora de Boca que lidera la tabla del torneo en este cierre previo al receso. La futbolista de 34 años se dio el lujo de ser la gran protagonista del primer superclásico femenino de la era semiprofesional: en aquella primera fecha del certamen, Boca goleó a River 5 a 0 y la delantera entró desde el banco y se despachó con tres goles.

Aquella tarde, Boca demostró el potencial y la calidad futbolística que lo ha convertido en líder, con 31 puntos, seguido por sus escoltas UAI Urquiza (con un partido menos) y San Lorenzo, segundo y tercero con 28 y 26 unidades, respectivamente. El puntero ha sido la única institución que le realizó contratos profesionales a todo su plantel de Primera División.

Fanny Rodríguez sueña con que Tiziana, su hija de 13 años que juega en la liga platense, pueda disfrutar de un fútbol con más derechos que aquel en el que ella se inició. Según lo pautado, el torneo volverá al ruedo el 9 de febrero y allí se volcarán nuevamente muchas niñas y adolescentes, a identificarse con las ídolas de sus clubes, que juegan y luchan adentro y afuera de la cancha. “Me cuesta dimensionar esas cosas, pero yo también las viví de chiquita -se acuerda Birizamberri-. Incluso de grande jugué contra mi ídola, la brasileña Marta, y el recuerdo es eterno. Siempre le digo a las niñas que no dejen de soñar y que, como nosotras, ahora también pueden cumplir su sueño: ser profesionales del fútbol”.