El voleibol argentino tomó un nuevo camino

El voleibol argentino transitó un 2019 con muchos movimientos, principalmente en los seleccionados. En primer lugar, Marcelo Méndez se hizo cargo de la Selección masculina, y Hernán Ferraro tomó las riendas en el conjunto femenino. Ambos entrenadores realizan un trabajo part-time, debido a que mantienen la relación con los clubes en los que se encontraban dirigiendo. Méndez continúa conduciendo a Sada Cruzeiro de Brasil, y Ferraro hace lo mismo en Ciudad de Buenos Aires en la Liga Argentina.

La primera temporada de Méndez fue positiva. El equipo logró el quinto puesto en la Copa del Mundo disputada en Japón, y pudo igualar su mejor posición histórica en el certamen, que había alcanzado en 1985 y 2015. El último encuentro que disputó el equipo fue en ese país con el triunfo 3-0 ante Australia, con parciales de 25-20, 25-21 y 26-24.

El plantel había comenzado ese certamen superando a Estados Unidos y a Túnez, pero luego fue derrotado por Italia, Polonia, Japón y Brasil de manera consecutiva. En la segunda parte de la competencia, los campeones panamericanos pudieron vencer a Canadá, perdieron 3-2 ante Irán, y se despidieron con victorias 3-1 ante Rusia, 3-1 a Egipto, y 3-0 frente a los australianos. Argentina finalizó la Copa con seis triunfos y cinco derrotas, en un campeonato que lo enfrentó con los mejores del mundo.

La Selección finalizó una temporada exigente en la que afrontó 45 encuentros en seis competencias oficiales, y en la cual logró la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio, la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Lima, la medalla de plata en el Campeonato Sudamericano, y también en la Copa Panamericana. En la Nations League, en tanto, consiguió ocho victorias en 15 juegos, marca que no lograba en competencias FIVB desde 2015.

A su vez, en el Mundial Sub 19 que se realizó en Túnez, los chicos argentinos alcanzaron la medalla de bronce, con el plantel que conduce Pablo Rico.

Sin embargo, mientras el nivel iba creciendo adentro de la cancha, lo que sucedía afuera no avanzaba en la misma proporción, tanto entre los hombres como entre las mujeres. La relación con los dirigentes de la FeVA se enfrió por la falta de respuesta a sus reclamos. Los protagonistas solicitaban que se deje sin efecto el incremento en los aranceles en los pases internacionales; que se cancele la deuda de premios de la Nations League 2018 que la Federación tenía con las jugadoras de selección (65 mil dólares). De lo contrario, ellos no podían garantizar la participación de las selecciones de vóley en los torneos siguientes. Además, solicitaban la desafectación de Fabián Bochatay como coordinador de los seleccionados.

Las conferencias de prensa que brindaron los jugadores fueron bajo mucha tensión, a partir de que no eran atendidos por el presidente de la entidad Juan Antonio Gutiérrez. El que terminó mediando en el conflicto fue el Comité Olímpico Argentino (COA), y las soluciones pudieron aparecer.

El equipo femenino, conocido como “Las Panteras”, consiguió un logro histórico en los Panamericanos de Lima, al alcanzar la medalla de bronce luego de vencer 3-0 (26-24, 25-20 y 25-21) a Brasil. De esta manera, fue la primera vez que se subieron a un podio en un Panamericano, y pudieron derrotar dos veces a las brasileñas en Perú. En la Copa del Mundo de Japón, las chicas tuvieron un mal rendimiento y se despidieron con dos triunfos y nueve derrotas, sólo por encima de los africanos Kenia y Camerún. El técnico Ferraro presentó un plantel con un promedio de 23 años y nueve debutantes para ese certamen.