La aventura de Charly y Wisky por América

Con su auto clásico, un hombre y su perro viajan a través del continente para hacer realidad el sueño de que cada mascota callejera encuentre un hogar apropiado.

Una tra­ve­sía que con­ju­ga pa­sión por los au­tos clá­si­cos y amor por los pe­rros sin ho­gar trans­cu­rre por Amé­ri­ca de la ma­no de Charly y Wisky, un dúo de ami­gos que pre­go­na al vo­lan­te de un pin­to­res­co Peu­ge­ot 404 de los años 70, que su­ma un men­sa­je a fa­vor de la adop­ción de los pe­rros ca­lle­je­ros.

La ex­pe­di­ción es ca­pi­ta­ne­a­da por Charly En­tra­la, el com­po­nen­te hu­ma­no de es­te equi­po que se com­ple­ta con Wisky, el in­te­gran­te cá­ni­do del due­to, un pe­rro mes­ti­zo que ofi­cia de na­ve­gan­te a bor­do del Peu­ge­ot de­co­ra­do con los co­lo­res de la ban­de­ra ar­gen­ti­na.

Ha­ce po­cos dí­as Charly y Wisky pa­sa­ron por Co­rrien­tes, don­de su­frie­ron un des­per­fec­to me­cá­ni­co que pu­do so­lu­cio­nar­se gra­cias a la so­li­da­ri­dad de los aman­tes de los au­tos an­ti­guos y a la amis­tad que se pro­di­gan sus cul­to­res.

El 404 ce­les­te y blan­co se que­dó sin em­bra­gue en el Ta­ra­güí al que­brar­se un eje que vin­cu­la el mo­tor con la ca­ja de cam­bios, por lo que fue ne­ce­sa­rio ex­tra­er el mo­tor.
Una man­co­mu­nión de vo­lun­ta­des per­mi­tió que el per­can­ce que­da­ra su­pe­ra­do en po­cos dí­as gra­cias a las amis­ta­des que Charly su­po for­jar a lo lar­go de su ca­mi­no.