Los colombianos protestan con música y cacerolas

Una marea de manifestantes marchó, cantó e hizo sonar cacerolas este domingo, al lado de artistas colombianos, en una demostración más del descontento popular que estalló contra el gobierno de Iván Duque el 21 de noviembre.

El centro y norte de Bogotá fueron escenario de las protestas.

La gente se unió a la iniciativa “un canto x Colombia”, un concierto itinerante, que recorrió siete kilómetros, organizado por decenas de artistas e intérpretes locales.

La multitud conformada decenas de miles de personas, en su mayoría jóvenes, se reactivó para desmentir señales de fatiga del movimiento que desde hace 17 días exige un cambio de rumbo al gobierno conservador.

“Las calles no se callan”, se podía leer sobre el asfalto escrito con tiza.

Custodiados de cerca por la policía, los manifestantes caminaron y corearon sus críticas a las políticas oficiales y contra el intento del gobierno de apaciguar las calles mediante diálogos que, después de casi tres semanas, no arrojan ningún acuerdo.

En algunos puntos se oyó fuerte el grito de “¡Fuera Duque!“. “El gobierno ha sido indiferente, no nos quiere escuchar, no quiere sentarse a hablar, quiere imponer”, reprochó Alejandra Obregón, una universitaria de 27 años que representa al sector que exige mayor acceso a la educación pública.

La jornada terminó bajo la lluvia y sin incidentes, según informaron los organizadores por Twitter: “Hoy marchamos, cantamos, exigimos, alzamos la voz de manera pacífica (…) No registramos desmanes”.

“Nuestro despertar”

La protesta que comenzó días atrás con una huelga sindical y estudiantil, respaldada por la oposición y los indígenas, se transformó en una explosión del malestar que por décadas estuvo contenido bajo el conflicto con la ya disuelta guerrilla FARC.

La firma de la paz con ese grupo, en 2016, dio paso a una inédita protesta social, de larga duración e intermitente intensidad, pero ya sin el estigma de la insurgencia.

Desde el 21 de noviembre ya son tres huelgas y varias concentraciones con decenas de miles en las vías.

Colombia se subió así al tren de las protestas populares que partió de Ecuador, pasó por Chile -donde la protesta todavía arde- e hizo una parada en Bolivia, sin un denominador común, salvo la activa participación juvenil.

Aunque en su mayoría pacíficas, las protestas en Colombia dejan cuatro muertos, medio millar de heridos entre manifestantes y uniformados, y 204 capturados.

La fuerza policial antidisturbios encendió los ánimos con la represión inicial y la muerte de un joven de 18 años a manos de un uniformado que disparó munición con su escopeta calibre 12, según las investigaciones en curso.

También la ONG Fundación para la Libertad de Prensa ha denunciado la detención temporal de 19 reporteros.

En Colombia, uno de los países más desiguales del continente, donde los jóvenes sufren con mayor rigor el desempleo que golpea al 10% de la población, las personas claman contra la corrupción política, la violencia financiada por el narcotráfico y en favor de que se cumpla lo pactado con los rebeldes, y se detenga el asesinato selectivo de indígenas, líderes sociales y exguerrilleros.