8M: “La deuda es con nosotras”

Como punto culminante de la marcha de mujeres y disidencias, en el marco del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, la Mesa Multisectorial Feminista leyó esta tarde un documento frente a Casa de Gobierno. Este año, la consigna central fue el “no al acuerdo con el FMI” y “justicia con perspectiva de género”.

La postergada marcha por el 8M se concretó este sábado por la tarde, por las calles de Resistencia, partiendo desde la intersección de las avenidas 9 de Julio y Las Heras, hasta Casa de Gobierno y con varias paradas para exponer reclamos puntuales ante el Municipio de Resistencia y el Superior Tribunal de Justicia.

Fueron varias las referentes que pusieron voz al documento que reúne las demandas centrales de las mujeres y disidencias en este 8M. El texto surgió del diálogo y del consenso alcanzado por múltiples movimientos, organizaciones e instituciones que integran la Mesa Multisectorial.

El documento incluye, a 40 años de la gesta por la recuperación de Malvinas, una reivindicación a la lucha en defensa de la soberanía. Además, se reitera la exigencia por un “salario igual a la canasta familiar e igual salario por igual trabajo”, con un pedido para detener “la precarización laboral”. También se refleja como demanda central que el 2022 comenzó con 54 femicidios en 2 meses en el país, uno cada 26 horas.

Aquí compartimos el texto completo:

En el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, las mujeres y disidencias que movemos el mundo, paramos y volvemos a tomar las calles.

El pueblo, la nación argentina y nuestra provincia están pasando un momento muy grave. Al crecimiento del hambre, la desocupación, la quiebra de la industria nacional y las pymes -a la que nos llevó la política de Mauricio Macri y Juntos por el Cambio-, se le sumó la pandemia, la inflación, el aumento de la energía, los incendios, las sequías, los bajos salarios, la falta de agua, tierra, techo, trabajo, salud, educación, en un contexto de invasión y guerra.

Los femicidios, transfemicidios, abusos sexuales en las infancias, las violaciones en grupo, violencias de género en todos los ámbitos en que se desarrollan las mujeres y femineidades, siguen siendo moneda corriente y se profundizan.

En estas circunstancias, el gobierno pretende aprobar en el Congreso un acuerdo para pagarle al FMI la deuda de 44 mil millones de dólares que contrajo el gobierno de Macri y Juntos por el Cambio.

Esta deuda es una gran estafa, el préstamo más grande en la historia del Fondo, para que el macrismo lo fugue a través de sus bancos amigos. Ni un solo dólar fue usado para beneficiar al pueblo argentino. El propio Macri confesó: “La plata del FMI la usamos para pagar a los bancos que se querían ir”.

El presidente Fernández dijo en el Congreso que esta deuda era “la mayor administración fraudulenta y la mayor malversación de caudales que nuestra memoria registra”.

Con la firma del acuerdo con el FMI, se estaría legitimando una deuda que en realidad es una estafa y en vez de pagarla los que se la fugaron, se decide cargar, durante más de una década, una enorme y odiosa mochila sobre las espaldas del pueblo.

Con revisiones cada 3 meses de una comitiva extranjera, violan nuestra soberanía e imponen la reducción del déficit fiscal, lo que significará más ajuste para el pueblo que recaerá sobre todo en los cuerpos y las vidas de las mujeres y disidencias, infancias y ancianidades, fortaleciendo a los sectores reaccionarios que quieren volver al gobierno.

Alberto Fernández equivoca el camino, por subordinarse a los aprietes del Fondo Monetario Internacional, y por buscar diversificar la dependencia multilateral, como expresó en su viaje a Rusia y China.

Nuestro camino debe ser independiente de todas las potencias que se disputan el mundo y un ejemplo de la necesidad de ello es la invasión desatada en Ucrania.

Muchos diputados y senadores nacionales sienten la presión de aprobar este acuerdo aún en contra de su voluntad, haciendo crecer su descontento, mientras enfermeras, docentes, empleadas domésticas y otros rubros de cuidado, a los que mayormente pertenecemos las mujeres y femineidades, percibimos los sueldos más bajos.