Alberto Fernández se reunirá con el ex secretario de Estado de los EEUU

El Presidente y el funcionario de la administración de Biden mantendrán una reunión en Roma para discutir sobre los desafíos del cambio climático. Será la última actividad oficial del jefe de Estado argentino antes de regresar al país.

El presidente Alberto Fernández se reunirá esta tarde con John Kerry, enviado especial de Estados Unidos para el Clima del gobierno norteamericano, como parte de las reuniones de alta diplomacia que mantiene el jefe de Estado en su gira por Europa.

Ex secretario de Estado, John Kerry es un funcionario de la primera línea de la administración del presidente norteamericano, Joe Biden, y la principal apuesta política por reflotar la agenda “verde” del Acuerdo de París en 2015, que fue firmado por Barack Obama y luego abandonado por su predecesor, Donald Trump. Ese tratado internacional establece un marco global para evitar un cambio climático peligroso, que apunta a reducir a limitar los aumentos de la temperatura global a 2º Celsius, por encima de los niveles preindustriales, y continuar el esfuerzo para bajarlo a 1,5 ºC.

El eje climático, en la actualidad, es uno de los puntos de acuerdo de alto nivel que mantienen el gobierno de Alberto Fernández y Joe Biden. El Acuerdo de París es un instrumento jurídico que compele a las partes a adoptar medidas y confluir en los objetivos de reducción del calentamiento global, en la medida que adhieran a ese documento.

El presidente Alberto Fernández quiere ratificar su intención de avanzar en las políticas que mitiguen el cambio climático frente a Kerry y así profundizar el diálogo con la Casa Blanca, en un contexto que necesita de su apoyo en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para lograr un nuevo acuerdo por la deuda externa.

Kerry es uno de los funcionarios con mayor capacidad de influir globalmente en la agenda “verde”. Estados Unidos es la principal economía del mundo y el segundo emisor de carbono. Por eso, el rechazo que había adoptado el gobierno de Donald Trump -un aliado de las industrias de combustibles fósiles- implicaba poner en jaque a la coordinación interestatal en todo el mundo para alcanzar las metas ambientales.