Cómo se preparan Macri y Fernández para cruzarse en el próximo debate

El presidente y el candidato presidencial cruzarán sus ideas y sus opiniones sobre asuntos críticos para la actual administración y para Cristina Fernández de Kirchner, candidata a vicepresidente del Frente de Todos.

Mauricio Macri y Alberto Fernández ya empezaron a trabajar en el debate presidencial que protagonizarán este domingo en la Facultad de Abogacía de la Universidad de Buenos Aires. (UBA). Será un lance frontal, donde cada candidato asume que no podrá salir invicto en los cruces mediático: Seguridad, corrupción, empleo y planes sociales, son asuntos públicos que causaron mucho costo político a Macri y Cristina Fernández de Kirchner, candidata a vicepresidente del Frente de Todos.

Fernández inicia con una leve ventaja sobre Macri: trajina los pasillos de la facultad desde los tiempos de la dictadura militar, cuando estudiaba para abogado y trataba de acordar con estudiantes de otros partidos -radicales, comunistas y socialistas- la creación del centre de estudiantes. El candidato peronista usaba el bar de la facultad como su propia unidad básica y después se quedó como profesor de Derecho Penal.

En este contexto, Fernández articula bien y no tiene que practicar frente a un atril para apuntar a su adversario con el dedo índice. Es profesor desde hace años, sabe argumentar y poner un punto a las frases cuando el tiempo de exposición asfixia y hacer perder la concentración.

El candidato presidencial recibió informes sobre la evolución del empleo, los presuntos casos de corrupción -el Correo es su leading case- y las estadísticas oficiales de seguridad durante la gestión de Macri. Fernández tiene una mirada crítica de la actuación de Patricia Bullrich como ministra de Seguridad, y esa perspectiva aflora sin diplomacia en su cuenta oficial de Twitter.

El segundo debate presidencial se hará a siete días de los comicios. Su guión es simétrico y las sorpresas pueden ocurrir por la manara en que Macri y Fernández aborden los temas y presenten sus conclusiones al final de cada bloque y del debate en sí mismo. Los dos candidatos se concentrarán en estos momentos claves de la faena mediática. Saben que no hay margen de error, y que sólo uno ganará la batalla tras dos horas de tensión y lucha por el poder.