El problema de niños venezolanos migrantes en Argentina

El conflicto tiene su origen en el deficiente sistema de identificación en el país caribeño de los menores y a los elevados costos para acceder al pasaporte. El documento es clave para acceder a derechos como la educación y la salud

Casi 7.000 niños, niñas y adolescentes venezolanos migrantes en Argentina esperan hasta 3 años para recibir el Documento Nacional de Identidad (DNI). La regularización es un paso fundamental que deben dar los países de acogida a los migrantes para asegurar la integración plena y el ejercicio de derechos, especialmente cuando se trata de menores de edad.

Erismar, su esposo Miguel y su pequeño hijo Marcelo emigraron de Venezuela con la esperanza de reconstruir sus vidas en Argentina. De inmediato emprendieron los trámites para obtener el documento de identidad del niño de apenas un año de edad que, en definitiva, le permitiría integrarse con plenitud de derechos a su nuevo país. La espera se prolongó por casi tres años; tres años durante los cuales Marcelo, como otros niños venezolanos, permanecieron o permanecen al margen.

Aunque la familia estuvo un año haciendo todos los trámites necesarios para salir lo “mejor preparados” de Venezuela, se impuso la premura de huir y el niño llegó a Argentina sin pasaporte; solo contaba con un certificado de nacimiento que no era suficiente para tramitar su DNI, según las autoridades migratorias del país en ese momento.

El día de la cita en la Dirección Nacional de Migraciones (DNM) le tomaron las huellas al pequeño, pero a su madre le advirtieron que el trámite de regularización de su hijo quedaría “intimado”, es decir paralizado, ya que no contaba con la documentación necesaria para acreditar su identidad, en su caso un pasaporte o cédula del país de origen. Erismar le explicó al funcionario que la atendió que la partida de nacimiento era el documento de identidad de su hijo, pero este no lo aceptó. La madre se fue cargada de incertidumbre y angustia, pues era prioritario garantizar el acceso a la salud y a la educación de su hijo.

Cuando un niño o niña nace en Venezuela, su único documento de identidad hasta los nueve años es la partida de nacimiento, que es similar al certificado de nacimiento argentino, pero sin huellas, foto o un número que permita reafirmar la identidad.

En 2020 Erismar dio a luz a su segundo hijo, y allí entendió la diferencia de los trámites para acceder a la identidad en Venezuela y en Argentina. Mientras a su hijo venezolano no le darían una cédula de identidad venezolana hasta alcanzar los nueve años, su hijo argentino antes de los 3 meses de nacido ya tenía un certificado de nacimiento con huellas y un número de identidad. Más importante aún: tendría su Documento Nacional de Identidad (DNI) con su foto, datos y huellas.

El caso de Marcelo no es aislado, pues entre 8.000 y 9.000 niños, niñas y adolescentes (NNA) venezolanos migrantes en Argentina se encontraban en la misma situación a finales de 2019, según indicó la Directora Nacional de Migraciones, Florencia Carignano. La mayoría de los casos correspondían a menores de nueve años que habrían viajado solo con certificado de nacimiento, no tenían DNI venezolano o se les había vencido el pasaporte al llegar al país. En cualquiera de los casos, no podían tramitar su documento de identidad en Argentina.

La ruta en procura de documentos de identidad en Argentina contrasta con lo que ocurre en Venezuela. Erismar recuerda que cuando ella y su esposo decidieron migrar querían hacerlo con la mayor previsión posible. En sus palabras: “Una migración ordenada, responsable”. Su hijo nació en marzo de 2018, de inmediato iniciaron los trámites para obtener el pasaporte del niño y les dieron cita para acudir a las oficinas del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime) en mayo. Pero desde entonces comenzó una indefinida espera por la impresión del documento, cosa que nunca ocurrió pues el organismo cometió errores que no resolvió oportunamente.

Así fue como en enero de 2019 compraron los boletos para viajar a Argentina. La situación económica de la familia seguía empeorando. Marcelo necesitaba vacunas, algunas de las cuales cuestan hasta USD 150 y no estaban siendo suministradas por el Estado venezolano. Después de un año de espera por el pasaporte, los padres decidieron iniciar su tránsito hacia nuestro país y otorgaron un poder a un familiar para persistir en la obtención del documento. Venezuela persiste en negarle su derecho a la identidad.

Madres que alzan la voz

En el país de Nicolás Maduro protestar puede ser considerado un delito que, en casos extremos, acarrea prisión. En Argentina es diferente: hay protestas todos los días, en todas partes y por los motivos más diversos y ello no implica riesgo para las personas que manifiestan su descontento públicamente.

Esto lo entendieron las madres venezolanas que habían migrado a la Argentina. Madres con hijos “intimados” se organizaron, crearon grupos en WhatsApp, abrieron una cuenta de Instagram, compartieron sus historias en defensa del derecho a la identidad y fundaron un movimiento: Niños Venezolanos Intimados.

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