Junín: preocupación por una laguna que se secó por completo

Se trata de la Laguna de Gómez, en el partido bonaerense de Junín; los productores dicen que no hay nadie conocido que haya vivido una sequía “tan severa como ésta”.

La Laguna de Gómez pasó de ser un gran depósito natural de agua dulce a un desierto interminable de tierra resquebrajada. Luego de tres años consecutivos de una brutal sequía, este espejo de agua ubicado en el partido bonaerense de Junín principalmente, a 260 kilómetros de Buenos Aires, se convirtió en un yermo de 6000 hectáreas solitarias. Forma parte de la cuenca del río Salado y se integra a otras lagunas como Mar Chiquita, Carpincho y Los Patos.

Poco a poco, el fenómeno de La Niña fue pulverizando su atractivo turístico y dejó de ser un destino clave para los amantes de los deportes náuticos donde además, todo el año se podía disfrutar de las más de 250 especies de aves que moraban en el lugar. Nada de eso quedó. En la actualidad, de lejos puede verse desnudo el espigón que armaron para la pesca deportiva. También en su interior, desperdigadas en todo el perímetro, algunas malezas y pajonales resisten y sobreviven al calor agobiante y al viento incesante.

Es más, en diciembre pasado, allí se organizó un encuentro nocturno de enduro, con gran cantidad de motociclistas que la atravesaron, uniendo Junín y Vedia. “Es tan grande la tristeza de ver así a la laguna. No hay una sola gota de agua. La gente va a comer un asado en familia pero después se vuelve porque no hay absolutamente nada de actividad acuática”, se lamenta un lugareño, que sabe que recuperar el ecosistema va a llevar su tiempo.

La falta de lluvias se agrava aun más, dicen, porque las lagunas conectadas que la proveen de agua, como la de Teodelina, mantienen cerradas sus compuertas para conservar algo de ese caudal en su región. En rigor, de los 1000 mm que tiene de promedio anual la región, el año pasado no alcanzó a llover ni la mitad: menos de 500 mm.

“La preocupación en el campo es enorme. Ayer un productor que alquila y trabaja 7000 hectáreas se le llenaban los ojos de lágrimas cuando decía que se fundía porque sabe que no va a poner resistir si no llueve en los próximos días”, cuenta el poblador. (La Nación)