Se confirmó un primer caso en el Hospital Borda

El primer paciente con Covid-19 del hospital Borda, internado en el Penna desde el viernes pasado, “tiene antecedentes de enfermedades virales que afectan la inmunidad y de consumos problemáticos. Es altamente probable que haya saltado paredones del hospital para buscar sustancias, con lo cual se desarmaría la idea de que el contagio vino de adentro”, explicó  Humberto Persano, director general de Salud Mental del gobierno porteño.

El funcionario añadió que el paciente, de 56 años, fue derivado al hospital Argerich con un cuadro febril a mediados de abril, pero el diagnóstico para Covid-19 dio negativo y volvió al Borda. “El 8 de mayo tuvo fiebre otra vez y lo trasladaron al Penna, donde el hisopado fue positivo”. Persano dijo desconocer si es un caso leve o severo de la infección.

El paciente vivía en el Servicio 21 del Pabellón Siglo XXI, integrado también por el servicio 23, donde se activó un protocolo de aislamiento . “Por sala hay 24 camas y se redujeron a 16 para guardar distancia -aclaró Persano-. Hay 32 pacientes aislados”.

También se cambió el plan de alimentación por bandejas individuales. “Médicos y enfermeros declararon por escrito que habían usado elementos de protección en contacto con el paciente y por eso no cumplen aislamiento obligatorio”, añadió.

El primer contagio en el Borda ocurrió días después de que el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) alertara por la situación de los cuatro hospitales neuropsiquiátricos de la ciudad durante la pandemia: Moyano, Borda, Tobar García y Alvear.

Macarena Sabin Paz, coordinadora de Salud Mental del CELS, psicóloga y doctora en Salud Mental Comunitaria, dijo que en el Borda constataron falta de insumos suficientes para protección del personal (barbijos, camisolines, máscaras), además de alcohol, jabón y toallas y una higiene deficiente: se limpia de 6 a 18, “y hay pacientes que hacen sus necesidades en cualquier lado”, señaló la psicóloga.

Con visitas y salidas interrumpidas, tampoco pueden cobrar sus pensiones ni ser asistidos por sus acompañantes terapéuticos o sus curadores.

Nancy Albornoz, enfermera del Servicio 17, dijo que parte de los insumos los compran los enfermeros y que les cortan en seis los panes de jabón que sí reparte el hospital a los pacientes. “Muchas son donaciones”, dijo y agregó que les dan un barbijo quirúrgico por turno (seis horas), cuando su vida útil no supera las tres. También la preocupa la falta de vacuna antigripal.

Mariano Veiga, psicólogo e integrante de la Asociación Gremial Interdisciplinaria del Moyano, señaló el aislamiento de las pacientes del hospital, donde no hay telefónos fijos, ni wifi y muy pocos celulares. “Les prestamos nuestros teléfonos para que se comuniquen”, manifestó. En el Moyano, afirmó, hay elementos de higiene básica, como alcohol y jabón, pero los insumos para protección de los profesionales “llegan a cuentagotas”.

El director general de Salud Mental afirmó, en tanto, que el personal deja constancia de recibir los elementos de higiene y protección personal. Lo que aún no funciona son las Unidades Febriles de Urgencia (UFU), instaladas entre ambos hospitales, para control de síntomas. “Deberían comenzar esta semana”, admitió.

En el Borda y el Moyano viven unos 1200 pacientes. “Todos de alto riesgo: mayores, con problemas respiratorios, diabetes, hipertensión. causados por la vida en el manicomio -concluyó Sabin Paz-. En lugares sin protección ni control es obvio que el virus iba a entrar. La situación es grave, es una bomba de tiempo”.