Se jubiló como docente y vende café en la ruta

Tras dejar su puesto como maestra de Plástica la mujer resolvió vender café cada madrugada al costado de la ruta 7 para completar sus ingresos y poder vivir.

Aunque se jubiló como docente a la edad que le correspondía, Carolina Tonon, de 62 años, no tiene el privilegio de poder dedicar todo su tiempo a actividades que no le reporten ganancias. Por eso se la ve de lunes a sábados a partir de las 5.30 de la mañana vendiendo café al costado de la ruta 7 a la altura de Las Catitas, provincia de Mendoza.

La historia de Carolina empezó durante la pandemia. Como muchos otros docentes que, jubilados o en actividad, comprueban que sus ingresos no son suficientes, la mujer empezó a preparar café en su casa y se pasó la mayor parte de la pandemia (siempre que las restricciones lo permitieron en Mendoza) vendiéndoselo a los choferes de camiones que pasan por la ruta que une la ciudad de Buenos Aires con la frontera con Chile.

Las Catitas es una localidad ubicada en el kilómetro 950 de la ruta 7 y ahí, cerca del acceso, justo al lado de la estación de servicio Axión, es donde Carolina estaciona su Renault 9 modelo ’94 con un cartel en luces LED que dice “Café”, obra de su hijo Lucas.

Carolina cuenta con la habilitación municipal correspondiente para su emprendimiento, explicó al sitio Los Andes de Mendoza. “Trabajo mucho y no siento que sea un sacrificio porque me encanta lo que hago“, aseguró la otrora docende de Plástica.

“Si no fuera por este ingreso, con mis $ 70.000 de jubilada no podría mantener a mi hija estudiando afuera“, explicó Carolina en referencia a Trixie, la menor de la familia, que estudia Agronomía en Villa Mercedes.

Además de Lucas y Trixie, Carolina tiene a Ivana, que vive con ella igual que su hijo, y a su marido, Diego, que no puede trabajar por motivos de salud.

“Me dicen guapa, buscavidas, sobreviviente y muchas cosas más, pero creo que soy una mujer como cualquiera que necesita trabajar y que sale a poner el hombro todos los días“, expresó la docente, que se pasó sus años de estudiante haciendo dedo en la ruta y hasta el día de hoy recurre a ese método para moverse.

Sobre su nuevo negocio, Carolina aseguró: “jamás tuve una situación de peligro y todas las anécdotas que recuerdo son hermosas. Los camioneros me dicen que soy la mujer ideal para casarse.”