El sistema sanitario en emergencia

La próxima semana Alberto Fernández deberá decidir si necesita tomar nuevas medidas de restricción. Preocupación por la ocupación de camas de terapia intensiva. La posibilidad de volver a Fase 1 y el temor al colapso sanitario

“No van a ser dos semanas. Van a ser dos meses. Lo peor todavía no llegó”. Tres oraciones. Contundentes. Cargadas de las certezas que solo conocen unos pocos. Puertas adentro de la Casa Rosada flota la idea de profundizar las medidas restrictivas si los contagios no ceden. Una variable entre tantas que dan vuelta en los despachos oficiales.

Sin embargo, los nombres propios que están empapados de información piden cautela. No hay voluntad de generar temor, pero la preocupación por la capacidad del sistema sanitario es extrema. Las terapias se ocupan a una velocidad mucho mayor a la del año pasado. La del 2021 es otra pandemia. Las nuevas cepas, sobre todo la Manaos, son más contagiosas, más destructivas, más letales.

La última decisión del presidente Alberto Fernández respecto a las restricciones en la circulación expusieron que existe un camino inesperado que se puede elegir de imprevisto. Cuando el último miércoles Santiago Cafiero y Carla Vizzotti llegaron a la Quinta de Olivos para apresurar la resolución de las nuevas medidas, no sabían que el Jefe de Estado ya tenía decidido suspender las clases presenciales.

Los pasos que fueron habituales para definir las medidas, ya no lo son. O, al menos, no son parte de un sistema de decisiones correlativas, como sucedió el año pasado donde el camino era siempre el mismo. El acuerdo con los propios, la ronda de gobernadores y la negociación tripartita entre Alberto Fernández, Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta ahora son parte del pasado.

El lunes comenzará una semana decisiva. ¿Avanzar con nuevas medidas con inmediatez o esperar a que transcurran los primeros días y analizar el impacto de las restricciones que se aplicaron en los últimos 15 días? Esa es la duda que hoy gira en el Gobierno. Pero no es la única. Hay una aún más difícil de desterrar. Cuando el objetivo es evitar el colapso del sistema sanitario, ¿volver a Fase 1 es el camino correcto o no?

En los últimos 10 días se sucedieron una serie de episodios muy concretos que expusieron la necesidad que tiene Alberto Fernández de profundizar las medidas de restricción. También iluminaron la gravedad del escenario sanitario actual. Una realidad que una parte de la sociedad, debido a su comportamiento, parece no haber terminado de entender.

El 10 de abril se conoció que la mayoría de las clínicas privadas de la Ciudad Autónoma de Buenos se había quedado sin lugar en sus Terapias IntensivasAlgunas tenían el 95% de ocupación y otras el 90%. Los sanatorios IADT, Británico, Italiano, Güemes, Alemán, Los Arcos, La Trinidad, Mitre y Cemic no tenían lugar para internar cuadros graves en los cuidados intensivos.

El 12 de abril el grupo de especialistas médicos que asesora al Gobierno desde el inicio de la pandemia le recomendó a los principales ministros de la gestión, en una reunión en Casa Rosada, tomar medidas restrictivas duras para cortar la suba de casos. Plantearon la eliminación de toda actividad recreativa, social, cultural y deportiva. Fernández aceptó esa recomendación y actuó en consecuencia.

El 16 de abril el Ministerio de Salud informó que se registraron 29.472 nuevos contagios de coronavirus en 24 horas. Un número récord. Se suele decir que los números hablan por sí solos. El récord de casos en el 2020 se había registrado el 21 de octubre. Fueron 18.326.

El 21 de abril el gobierno de Axel Kicillof ordenó que las clínicas públicas y privadas de la provincia de Buenos Aires suspendan todas las cirugías y atención de patologías que no revistan urgencia para atender a pacientes con coronavirus.

El 22 de abril la administración porteña que conduce Horacio Rodríguez Larreta decidió restringir las operaciones quirúrgicas que no sean de urgencia durante 30 días con el fin de no ocupar camas en las unidades de terapia intensiva.

 

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