Lo condenaron a perpetua estuvo preso pero era inocente

Martín Muñoz tiene 42 años y pasó un tercio de su vida en la cárcel por un crimen que no cometió. “En los últimos años no pude dormir más de cinco horas”, contó.

La historia de Martín Muñoz es tan larga como injusta. El hombre que salió en libertad el pasado 9 de marzo tuvo que tolerar 13 años y seis meses adentro de una cárcel por un crimen que no cometió. Podría haber estado 50 años preso, pero el destino, al fin, le jugó una buena.

Muñoz tiene 42 años y en septiembre del año 2008 quedó detenido por el testimonio de dos testigos que dijeron haberlo visto “parecido” a uno de los cuatro hombres que asesinaron en un robo a Juan Carlos Miranda, el dueño del autoservicio “La Perlita”, ubicado en la localidad bonaerense de Moreno.

Sin más pruebas y luego de dos años, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 del Departamento Judicial Mercedes decidió condenarlo a prisión perpetua de 50 años por resultar coautor penalmente responsable de los delitos de “robo calificado por el uso de arma de fuego en concurso real con homicidio ‘criminis causae’”.

A partir de ahí, un joven Martín Muñoz de 29 años empezó un largo y duro camino que no hubiese sido posible sin la ayuda de dos organizaciones de derechos humanos: Innocence Proyect y Asociación Pensamiento Penal (APP).

“Fue una pesadilla terrible. En los últimos años no pude dormir más de 5 horas”, sintetizó en una entrevista con Télam sobre el sufrimiento que le generó transitar tantos años en prisión.

Del calvario de estar 13 años en la cárcel a conocer a su nieta

“Lo primero que hice después de que me liberaron fue ir a la casa de mi mamá. Fue una fiesta. Porque después de 13 años y medio se terminó la pesadilla. Pude conocer a mi nieta de 2 año,s que es hermosa”, declaró el hombre de 42 años ya absuelto.

Hoy es todo alegría, pero Muñoz tuvo momentos muy duros: “Sufrí mucha angustia. Fue una locura. Era pensar todos los días lo mismo, caminaba por arriba de las paredes. Me mantuvo en pie la certeza de mi inocencia y seguir viendo a mi familia”, relató.

En algunas situaciones, el brazo de la justicia parecía torcerse, y el abogado recibido en la cárcel así lo explica: “Si no me daban la absolución en Casación, no tenía más fuerzas. No daba más. Me salvó la campana. Sinceramente, ya estaba muy cansado”, admite.

Increíblemente, el hombre oriundo de Moreno asegura que hoy, ya en libertad, no guarda “ningún tipo de rencor contra nadie”. A la hora de explicar por qué lo inculparon, explicó: “Mi situación social influyó en la condena recibida”.

”Con el tiempo comprendí cómo funciona el sistema. Ya está. Tuve la desgracia de atravesarlo. Yo tenía antecedentes penales y era pobre. Obviamente que eso influyó para que me condenaran. Nosotros somos carne de cañón y quedamos expuestos a que nos pasen estas cosas”, reflexionó el hombre, que se recibió de abogado en la Unidad Penitenciaria 1 de Olmos.

A 13 años del momento que cambió su vida, Martín se plantea continuar su vida como lo hizo antes de aquel testimonio. Dijo que “lo único que quiero es trabajar y estar con la familia”, y que sueña con matricularse como abogado. “Lo que pasó, pasó. Borrón y cuenta nueva”, señaló.

Dos testigos que le cambiaron la vida, una causa armada y la pobreza: los motivos de la prisión perpetua

El paso a paso judicial de por qué Martín Muñoz terminó preso y condenado a prisión perpetua es tan extraño y particular, que la Sala I del Tribunal de Casación Bonaerense decidió absolverlo, un proceso que no suele suceder con frecuencia.

La detención de Muñoz se produjo en septiembre de 2008, luego de que dos testigos lo involucraran en un caso. El primero indicó que había sido partícipe del robo, por lo que fue convocado a una rueda de reconocimiento en la que no hubo asistencia letrada.

En esa rueda de reconocimiento, una de las testigos -que al principio había dicho que no recordaba a ninguno de los asaltantes– lo señaló cómo uno de los delincuentes. Meses después, en la segunda rueda, otra testigo que en la primera rueda no lo había identificado lo señaló, pero con un rol diferente en el robo.

Y así, sin más, en 2010 lo condenaron a perpetua por 50 años. Cinco años después de la condena -ya llevaba siete en prisión-, en 2015, Martín empezó a ver una luz que antes no veía.

Las organizaciones de derechos humanos se pusieron al hombro el caso y encontraron que “estaba plagado de negligencias investigativas”, como dijo Indiana Guerreño, presidente de la APP. “Lo que notamos en esta causa fueron malas prácticas de la Justicia”, agregó.

Lo llamativo es que se logre la absolución, ya que según la licenciada “estas absoluciones no se dan frecuentemente”. La exoneración de Muñoz fue ordenada el pasado 9 de marzo por la Sala I del Tribunal de Casación Bonaerense, a cargo de Mario Eduardo Kohan, María Florencia Budiño y Daniel Gustavo Amerise.

Los jueces indicaron que “no es posible asegurar, con el grado de certeza que esta instancia requiere, que el aquí encausado haya participado del homicidio”, ya que la investigación se basó en torno a rumores y especulaciones que “no encontraron correlato en prueba o indicio alguno”.

“Hay muchísimos Martín Muñoz en todo el país. No es un caso aislado”, explicó Indiana Guerreño. A su vez, el presidente de Innocence Proyect, el abogado Manuel Garrido, explicó a Télam que este caso fue “paradigmático para las causas armadas”, debido a la gran implicancia que otorgó el tribunal a las ruedas de reconocimiento para finalmente condenar a Muñoz.

TN