A los 66 años se recibió de abogada: “Quiero ayudar”

María Teresa Pino empezó la universidad en 1974 pero abandonó porque priorizó a su familia. Muchos años después retomó los estudios y cumplió su objetivo.

A los 66 años María Teresa Pino sigue siendo un orgullo para su familia porque se recibió de abogada tras haber abandonado la carrera para priorizar su proyecto de familia. Nació en Deán Funes, Córdoba, y en 1974 empezó a estudiar. Un año antes había conocido a Pablo Scilipoti, un italiano que llegó a la Argentina en barco y se instaló en Cipolletti, Neuquén.

Siguiendo el amor, María Teresa abandonó su ciudad natal y en 1977 se casó. Con su marido tuvieron tres hijos y actualmente la familia se completa con cuatro nietos y dos yernos.

La carrera de Derecho la empezó a cursar en la Universidad de Córdoba, pero la postergó por la llegada de los hijos. “Siempre supe que en algún momento iba a retomar la carrera. Pero antes era complicado estudiar. Por eso hace unos años me propuse recibirme y lo logré”, contó orgullosa la mujer a TN.

Fueron años de trabajo y noches en vela para estudiar, aunque finalmente el sacrificio dio sus frutos. “Estuve 15 años rindiendo materias, equivalencias y recursando, porque los contenidos eran obsoletos. Sinceramente no fue para nada fácil, pero nunca bajé los brazos”, sostuvo.

Durante el aislamiento por la pandemia, se suspendieron las entregas de diplomas, aunque finalmente María Teresa tuvo el privilegio, junto a un grupo reducido de alumnos, de participar de manera presencial de la colación después de dos años.

“Quiero ejercer para ayudar a la gente”

Si bien María Teresa recién está estrenando el título de abogada, ya tiene planes para el futuro. Quiere dedicarse al derecho civil, pero como todavía no le entregaron la matrícula, tiene que esperar.

“Me gustan los temas relacionados a las sucesiones, a la minoridad y familia. Quiero ejercer para ayudar a la gente”, dijo entusiasmada.

Su marido y sus hijos fueron pilares fundamentales para que pudiera retomar la carrera. La incentivaron y la acompañaron en el camino del estudio colaborando con todo lo que estuvo a su alcance, pero principalmente dándole aliento.

La curiosidad por el Derecho le surgió cuando de chica veía trabajar a su papá: “Mi padre no era abogado, pero gestionaba trámites en los juzgados para los profesionales que llegaban a Deán Funes. Cada notificación que llegaba a mi casa yo la leía. Fue así que decidí estudiar esta carrera”, recordó.

Si bien su padre murió hace algunos años, Teresita, su mamá, está muy orgullosa de su logro. “Tiene 88 años y se puso muy contenta cuando le conté que me había recibido. Me hubiera gustado que mi padre también estuviera presente en el acto de colación, pero se que me acompañó desde algún lugar”, cerró emocionada.